24 marzo, 2016

Trekking Familiar en el puerto de Aralla

El pasado domingo nos fuimos con las familias hasta lo alto del puerto de Aralla, más allá de Geras, para hacer una breve excursión a la nieve. La previsión del tiempo no era muy favorable, pero nos animamos a intentarlo sabiendo que tampoco haría muy mal tiempo. En lo alto del puerto nos juntamos la familia Fanjul con algunos amigos, Juan Carlos con su madre y sus hermanas y algunos mayores de Anciles.

La expedición iniciando el camino.
Iniciamos el camino por una pala de nieve al lado de la carretera. José María y Javier van abriendo camino con las raquetas. Estamos casi en primavera y la nieve está relativamente blanda. La primera subida se hace dura. Pronto llegamos a un camino donde hay tramos de camino libre de nieve y esto facilita el avance.
El día está nublado, pero el paisaje es precioso.
Cada poco tenemos que parar para recuperar fuerzas. Algunos no van bien equipados para la nieve, y eso se nota. Poco a poco vamos avanzando por el camino entre tramos de nieve y tramos de tierra. El camino no es fácil. Algunos de los chicos pequeños aprovechan cualquier ocasión para deslizarse por la nieve con el trineo... o sin él.
Juan Carlos se desliza por la nieve mientras sus hermanas esperan en el trineo.
El esfuerzo por avanzar entre la nieve abre el apetito. En algunas paradas aprovechamos para ir picando algo. Pero nuestra meta es llegar más lejos.
Los jóvenes, que no niños, en una parada
Por fin encontramos una zona verde relativamente amplia y sin nieve. A pesar de ser pronto, hacemos allí parada completa para comer. Unos plásticos amplios nos aíslan del suelo. Rápidamente salen los bocadillos, empanadas y todo tipo de material fungible. Los pequeños enseguida aprovechan para probar a su gusto el trineo por las pendientes más empinadas.
El momento de reponer fuerzas
Los pequeños jugando en la nieve
Al terminar la comida empezó la construcción del iglú. Se supone que la experiencia y la disponibilidad de tiempo permitirían acabarlo. Pero no es tan fácil...
Construyendo el iglú
La mojadura y la inactividad hizo que un grupo numeroso decidiera que convenía regresar pronto mejor que terminar con un resfriado morrocotudo. Mientras algunos de los mayores se quedaron dedicados al ruinoso negocio de la construcción, un buen grupo de gente emprendió el regreso. Cuesta abajo es más fácil avanzar. Pero nos llevó su tiempo llegar hasta el puerto. Una vez allí entremos en el mesón, nos cambiamos y nos tomamos algo caliente.

Mientras, los constructores seguían con su labor. Por la tarde el tiempo empeora y el cielo, que en algún momento dejó ver el sol, se oscurece. Finalmente empieza a nevar. No consiguieron cerrar la cubierta del iglú, pero disfrutaron un montón.
Así terminó el iglú.
 Ya estaba nevando cuando, finalmente, vimos a los rezagados llegar al puerto. Creo que el próximo iglú tendrá que esperar al siguiente invierno.

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