31 julio, 2014

En el vivac 2014

Todos los años en veranos hacemos una excursión muy especial: el vivac. Se trata de ir a un lugar concreto de un bosque de hayas que conocemos y allí construir una cabaña con palos y dormir una noche en ella. Este pasado fin de semana nos fuimos seis chicos y dos mayores: Jose, Eduardo, Miguel, Iker, Alejandro y Jesús con Houston y Charly al frente.

Iniciado el camino hacia nuestro destino para pasar la noche.
Salimos desde Anciles a mediodía del sábado. Nuestro primer destino fueron las pozas de Los Caseríos, donde disfrutamos de unos buenos chapuzones en las frías aguas del río Curueño. Después comimos en Redipuertas al lado de una cascada. También allí aprovechamos para refrescarnos en el agua.

Todos ante la cabaña ya lista para pasar la noche.
Ya a media tarde, preparamos las mochilas y emprendimos el camino hacia el bosque de los elfos. Un primer tramo de suave ascensión nos llevó media hora. Un descanso, y emprendimos la ascensión fuerte hasta el punto de acampada. Esta vez en un cuarto de hora estábamos arriba. Un breve descanso, para reponer fuerzas, y buscamos la cabaña del año pasado: estaba completa e intacta. Solo hubo que arreglar un poco el suelo y reforzar con algún palo nuevo.

Amanecer en la cabaña del bosque.
Antes de cenar tuvimos tiempo de escuchar parte del repertorio de Houston a la guitarra. Después de la cena rezamos el rosario y se contaron emocionantes historias de miedo. Ya de noche cerrada nos fuimos hasta la cabaña. Houston siguió contando historias emocionantes, pero no todos lograron escucharlas hasta el final. La noche, para el suscribe, transcurrió tranquila entre sueños y despertares sobre el suelo duro y resbaladizo. Los chicos, la verdad, es que no se quejaron. En cuanto, al amanecer, el sol llegó a iluminar la cabaña, todos se levantaron sin necesidad de más jaleos.

Una parada en el camino de regreso.
Desayunamos, recogimos todo y emprendimos el regreso por la parte alta del bosque. El tramo final baja por una pendiente muy pronunciada, pero muy divertida, perfectamente acolchada por las hojas de haya. Llegamos a tiempo de darnos un breve baño antes de asistir a misa en Lugueros. Nos fuimos a comer al Puerto de Vegarada donde vimos nacer el río Curueño. Antes de regresar a León estuvimos un buen rato bañándonos en la piscina fluvial de Lugueros.

Un chapuzón en el Curueño
Puedes encontrar más fotos en flickr.

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