21 febrero, 2012

Educar en la responsabilidad



Entre los 6 y los 12 años podemos animar a los hijos para que piensen antes de cada acción las ventajas y los inconvenientes, y que haciendo uso de su libertad procuren elegir lo que más les conviene, no lo que más les gusta. La meta no es fácil, pero en estas edades es más fácil lograr este objetivo.

A continuación vamos a explicar qué se entiende por responsabilidad. Es un valor que conlleva la madurez suficiente para responder ante nuestros actos asumiendo las consecuencias, llevando a cabo los deberes que se deben cumplir porque libremente se quiere y no porque sean impuestos. En resumen, supone reconocer y aceptar las consecuencias de una acción realizada libremente.

Comprometerse

El miedo a la responsabilidad es una visión incorrecta de la libertad. Hay que darse cuanta que los compromisos atan, pero también protegen. Comprometerse es bueno, nos facilita la madurez y nos da la alegría de ser consecuentes con nuestras decisiones a pesar del esfuerzo que tengamos que hacer.

Es importante que cualquier profesional se comprometa con su trabajo y responda por él. Actualmente se da un mayor miedo al compromiso en nuestra sociedad por el esfuerzo que supone, pero esto deteriora las relaciones sociales y la madurez personal.

El obediente no siempre es responsable

No debemos confundir la obediencia con la responsabilidad. Ejecutar órdenes no quiere decir que uno sea responsable. En algunas ocasiones, tal vez se obedece por agradar a otra persona, por evitar un castigo, por conseguir un premio, etc. Por el contrario, una persona actúa responsablemente cuando se motiva ella misma para hacerlo, lo cual indica la existencia de una motivación interna para realizar un mandato.

Cuando un hijo actúa por obligación no experimenta el éxito o el fracaso como consecuencia de una decisión personal que le lleva a comprometerse con responsabilidad. Acertar y equivocarse son necesarios para ser responsables. Por ejemplo, si prohibimos a los hijos usar un videojuego sin darles razones, posiblemente nos obedecerán, pero cuando pasen unos años no tendrán criterios para usar las tecnologías de la información y la comunicación, porque se han limitado a obedecer ciegamente.

Un modo más adecuado de proceder sería que los hijos obedecieran habiéndoles dado las razones oportunas. De esta forma se facilita una obediencia inteligente y una herramienta para que ellos utilicen su cabeza para elegir con responsabilidad.

¿Cómo desarrollar la responsabilidad?


- Dejándoles actuar con autonomía e iniciativa al darles responsabilidades.

- Haciéndoles ver qué decisiones suyas son adecuadas y por qué y cuáles no.

- Ayudándoles a pensar en las consecuencias positivas o negativas de sus actos.

- Procurando una escucha activa de los hijos en un clima de confianza.

- Dándoles tareas concretas para responsabilizarse: ordenar su habitación, cuidar de su ropa y de sus libros, hacerse la cama, cumplir un horario de estudio, etc.

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