29 diciembre, 2011

¿Establecer límites?



Con mucha frecuencia nos llegan noticias de jóvenes que se enfrentan a sus padres o a sus profesores. Tal vez estemos ante la ausencia de límites a los más jóvenes.

Siempre es más fácil decir “sí” que decir “no”, pero en estas palabras nos jugamos el futuro educativo de un hijo o de una hija. La televisión y los videojuegos no facilitan esta tarea, pero a pesar de ellos, no podemos negar que los niños necesitan una normas claras, especialmente a las edades a las que se dirige este artículo: de los tres a los cinco años.

Hace unos años, al finalizar un juicio en Estados Unidos en el que se condenaba a un reo a la pena de muerte por los delitos cometidos, esa persona en el uso de su palabra pidió perdón a la sociedad y a las víctimas por lo que había hecho. A quien no pidió perdón ni perdonó fue a su padre, allí presente, echándole en cara que no le había exigido ni educado desde niño para evitar los crímenes que cometió de adulto.

¿Por qué establecer unos límites?


La sociedad está plagada de normas de todo tipo. Durante toda la vida vivimos con ellas. La convivencia ordinaria entre las personas se rige por una serie de reglas.

Me parece muy importante que los límites se marquen en la familia con paciencia y cariño y sin esperar a que la sociedad lo haga, ya que la sociedad sólo aplicará las consecuencias negativas de las acciones inadecuadas y no se preocupará de educar. Hasta hace unos pocos años, la sociedad también educaba, ahora en todo caso lo que hace es deseducar.

Los inconvenientes del permisivismo.


El niño, por serlo, siempre optará por el camino más cómodo, que no tiene que probablemente no sea el más adecuado en cada momento. Además, el ser permisivo con los hijos suele dar lugar a personas inseguras.

Los límites ayudan a saber qué se debe hacer y qué no se debe hacer y también a cómo agradar a los padres y a la sociedad. Por el contrario, la permisividad les desorienta y de esta forma no podrán tener una autoestima ajustada debido a que apenas obtendrán metas, ya que no se esforzarán.

Otra consecuencia de la falta de límites serán las dificultades para establecer o mantener relaciones sociales normales. La falta de respeto dificultará avanzar en la socialización.

Tener en cuenta la edad


A partir de los tres años los niños empiezan a tener más autonomía y también más criterio para saber lo que les gusta o no y lo que quieren lograr. A estas edades pretenderán conseguir lo que desean en cada momento.

El primer límite y el principal está en enseñar a los niños que a veces lo que piden no es necesario y que deben esperar para obtenerlo. Con frecuencia tratan de lograr algo mediante conductas poco adecuadas, tales como gritos, lloros, rabietas, etc. Habrá que decirles que no nos vamos a dejar vencer por este tipo de manifestaciones y procuraremos no sucumbir a ellas porque de lo contrario iremos perdiendo la partida y la autoridad.

También habrá que hacerles conscientes de la existencia de otras personas haciéndoles ver que hay que hacer compatibles las necesidades propias con las de los hermanos.

Recompensar el esfuerzo


Cuando se enseña una norma es muy importante valorar el esfuerzo hacho para conseguirlo. Este reconocimiento social - no material – les ayudará a ver lo beneficioso que es para ellos mismos y facilitará el mantenimiento de esta conducta.

Cuando se ha conseguido una meta ya no es necesario premiar de nuevo su consecución, puesto que hay que enseñarles que su tarea es aplicar esa norma.

Para aplicar normas con éxito es muy importante:

- Explicarlas de forma clara.

- Exigir obediencia, pero en pocas cosas.

- Animarles a que apliquen la norma a la primera.

- Enseñarles que no cumplir las normas tiene consecuencias negativas.

¿Cómo transmitir los límites?


Para hacerlo de forma eficaz será necesario por parte de los padres lo siguiente:

- Explicar la norma y su importancia.

- Exigir el cumplimiento hasta que se automatice.

- Convicción. Los titubeos dificultan el establecimiento de la norma.

- Acuerdo entre ambos padres.

- Acompañar la exigencia de cariño.

Por último, podemos decir que para que el hijo o la hija lleguen al autocontrol habrá que decir no. El no es muy educativo aunque cueste decirlo.

22 diciembre, 2011

Treeking familiar, Belén de cumbres

Aquí tenéis las mejores fotos del Belén de cumbres del pasado domingo 11 de diciembre. Excursión mensual de Treeking Familiar Anciles.