27 diciembre, 2010

La toma de decisiones en la adolescencia



Los adolescentes, como todas las personas, tendrán que tomar muchas decisiones a lo largo de su vida. Desarrollar las estrategias para decidir bien les ayudará a ser más libres y responsables.

Razón y sentimientos

Todos los días tomamos un gran número de decisiones. La mayor parte de ellas no tienen gran importancia, pero en determinados momentos, las decisiones son muy importantes: elegir una carrera, una profesión, asumir un compromiso matrimonial...

En la adolescencia, los chicos y las chicas, tienden a comportarse de forma sentimental; se dejan llevar por los impulsos y no piensan sus decisiones. Esto no quiere decir que sólo se deba poner la cabeza en las cosas. Se trata de mantener un equilibrio entre la razón y la emoción. Además, es bueno recordar, que una cosa es pensar las decisiones y otra muy diferente es posponerlas por pereza, por miedo o por otra justificación.

Aprendizaje progresivo

Los hijos deben ir tomando decisiones poco a poco y en cuestiones más importantes cada vez. Al principio serán asuntos sin apenas importancia, más adelante las decisiones tendrán mayor entidad, como escoger entre ciencias y letras, hacer o no determinados planes los fines de semana, escoger las actividades extraescolares, etc. Cada asunto tendrá su método de decisión, y en algunos será fundamental nuestra actuación; aconsejando, rechazando o aprobando. De esta forma irán adquiriendo un criterio.

Hay determinadas cosas de la familia en las que los hijos no deben opinar, pero en otras se les puede pedir su parecer y así tomaremos algunas decisiones conjuntamente.

Un método

En la etapa de formación puede ayudar la enseñanza de un método a los hijos. Los posibles pasos podrían ser los siguientes por orden cronológico:

- Definir el problema con claridad.

- Recoger toda la información posible.

- Establecer las distintas opciones.

- Valorar las ventajas y los inconvenientes de cada opción.

- Tomar la decisión.

- Llevarla a cabo.

- Revisar la decisión tomada.

Por último, es importante conocer el carácter de cada hijo en lo que se refiere a la toma de decisiones. Podemos encontrarnos con los dos extremos: el impulsivo y el prudente.

¿Cómo ayudar a cada hijo según su forma de actuar a la hora de tomar decisiones?

- Al impulsivo tendremos que ayudarle para que busque las opciones que existen y para que valore de forma matemática los aspectos positivos y negativos.

- Al indeciso habrá que darle un plazo para tomar la decisión y cuando lo haya hecho, le felicitaremos.

- Al rígido le haremos ver que hay varias soluciones plausibles en cada caso y todas ellas buenas.

- Al prudente le demostraremos interés por sus decisiones y le animaremos a que se proponga metas audaces y elevadas.

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