14 septiembre, 2007

El nuevo curso y educación para la ciudadanía

Estamos ya en septiembre y ha comenzado el nuevo curso. Este curso empieza con la polémica por la implantación en algunas comunidades de la nueva asignatura llamada educación para la ciudadanía. La Conferencia Episcopal Española ha publicado algunos documentos sobre la postura de los católicos ante esta asignatura.

El primero de los documentos titulado "La escuela católica. Oferta de la Iglesia en España para la educación en el siglo XXI" se publicó en abril de 2007. El segundo documento, publicado en junio, nos recuerda la postura que debemos tomar los católicos ante este tema.

Los motivos del rechazo de la nueva asignatura son tres, muy claros:

- Sólo a los padres corresponde la educación moral de los hijos. Y esta asignatura entra de lleno de la educación moral.

"El Estado no puede imponer legítimamente ninguna formación de la conciencia moral de los alumnos al margen de la libre elección de sus padres"

"Si el sistema educativo obligara a recibir otra formación de la conciencia moral, violentaría la voluntad de los padres y declararía implícitamente que la opción hecha por ellos en el ejercicio de sus derechos no es considerada válida por el Estado."

"Los Decretos que la desarrollan establecen expresamente que dichas enseñanzas pretenden formar, con carácter obligatorio, “la conciencia moral cívica” de todos los alumnos en todos los centros"

"La autoridad pública no puede imponer ninguna moral a todos: ni una supuestamente mayoritaria, ni la católica, ni ninguna otra."

- Difunde el relativismo moral: no existe verdad ni mentira, no existe mal ni bien. Todo depende. La “verdad” no juega papel alguno en los Decretos que desarrollan sus contenidos. "Tal como aparecen programadas, significan la imposición del relativismo y de la ideología de género." Pretende "introducir en las conciencias de los jóvenes el relativismo moral y una ideología desestructuradora de la identidad personal."

- Propone una educación sobre la sexualidad claramente contraria a la doctrina católica sobre el tema. "Se esconde una visión de la constitución de la persona más ligada a las llamadas “orientaciones sexuales” que al sexo".

Esta nueva asignatura pone en un aprieto, tanto a la escuela pública como a la privada. A la pública porque "impondrán a quienes han optado por la religión y moral católica otra formación moral no elegida por ellos". A las escuelas privadas por "introducir en su programación una asignatura que no resulta coherente con su ideario, puesto que –según el actual currículo– no es conforme con la Doctrina Social de la Iglesia."

Los obispos exhortan a todos "a actuar de modo responsable y comprometido ante una asignatura inaceptable tanto en la forma como en el fondo". Otra cita del documento de junio: "la gravedad de la situación no permite posturas pasivas ni acomodaticias. Se puede recurrir a todos los medios legítimos para defender la libertad de conciencia y de enseñanza, que es lo que está en juego". También nos recuerda que "debemos mostrarnos unidos en su defensa".

El hecho de que en nuestra comunidad no se imparta la asignatura en el curso que comienza, no nos debe llevar a la pasividad. Si los ciudadanos no conseguimos evitar la implantación de esta asignatura tal como está programada, tendremos que lamentarnos durante muchos años. Lo que está en juego es lo más importante de una sociedad: la educación de las nuevas generaciones.

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