13 noviembre, 2006

Convivencia en Porrúa

Ayer volvimos de la convivencia de Porrúa. No fuimos muchos de Anciles: Rubén, David y Salva con Charly. De Peñavera fueron algunos más: Miguel, Pablo, Fran, Dani y los mayores: Antonio Daviña, Antonio Hernández, Chepi, Chema y Víctor. Espero no olvidarme de nadie.

A los de Anciles se nos ocurrió ir por el puerto del Pontón con la idea de ver paisaje y pasar por Covadonga. Efectivamente paramos en lo alto del Pontón para descansar un poco, pero se nos hizo tarde y no pudimos visitar Covadonga. Los de Peñavera nos llamaron nerviosos: estaban esperándonos para ir a comer a la playa.

Algunos, -valientes ellos- se dieron un chapuzón antes de comer. Otros tenían hambre y no esperaron. Otros intentaban coger cangrejos entre las rocas. El tiempo estupendo.

Después de la playa fuimos a ver la famosa cueva de Porrúa. Tiene unas estupendas formaciones de estalactitas y estalagmitas y es enorme. La recorrimos hasta el último rincón sensato. Víctor nos contó una historia de brujas que sólo se creyó el pobre Miguel. Salimos ya de noche todos contentos y admirados.

Un rato de estudio serio, la cena, el rosario y el ¡RAFTER! El rafter es un juego nocturno de conseguir pistas siguiendo un plano. Se hicieron dos equipos un equipo supuestamente ganador liderado por Víctor, gran conocedor de la zona y un equipo de supuestos perdedores capitaneado por Chema.

Primero salió el equipo de Víctor, muy ufanos ellos. A los 15 minutos salió el equipo de Chema que, por si acaso, llevaban un walki talki. A los pocos minutos el equipo de Chema se da cuenta de que ha empezado el recorrido por un camino equivocado. Tiene que ir un grupo de rescate con la furgoneta de Anciles y llevarlos al comienzo del camino correcto. ¡Ya han perdido media hora! Las peores profecías empiezan a hacerse realidad.

Al cabo de una hora llaman por el walki: ¡han perdido el plano del recorrido! ¡Serán inútiles! Regresan a casa. Antonio Daviña, que no está dispuesto a que todo quede así, les prepara un nuevo plano y les volvemos a dejar al principio del recorrido. ¡Lo van a intentar de nuevo! ¡Chema y su equipo de valientes no se rinde!

Un rato más tarde llaman de nuevo por el walki: Han conseguido la tercera prueba y se dan cuenta de que el equipo de Víctor no la ha encontrado. ¡Tienen posibilidades de ganar!

Una hora más tarde llega el equipo de Víctor. Han llegado los primeros y traen cuatro de las cinco pruebas que hay que conseguir. Pero en el rafter no cuenta el tiempo, cuentan las pruebas conseguidas. Finalmente el equipo de Chema llega tarde, cansado, pero victorioso y alegre: ¡han conseguido los cinco huevos de dragón y han ganado el rafter!

El domingo por la mañana vamos a Misa y estudiamos otro rato. Algunos de los pequeños se animan a buscar la prueba que se había dejado el equipo de Víctor la noche anterior. Como es de día, lo consiguen fácilmente.


A la hora de comer, Chepi y Antonio nos preparan una buena barbacoa. Las chuletas que ha llevado Rubén están estupendas. Comemos en el jardín. Aunque no hace sol, se está muy bien. Fran y Dani hacen un rondo tirándose limones...

Se hace tarde, hay que recoger todo, limpiar la casa, comprobar que no nos olvidamos nada. Nos vamos con pena. Lo hemos pasado muy bien. ¿Por qué será que los leoneses nos llevamos tan bien con los asturianos? Por el camino se hace de noche. Salva y Rubén duermen. Rubén hace todo el camino dormido. Llegamos cansados pero con ganas de repetir. Los de Peñavera quieren ir a San Sebastián en el puente de la Inmaculada y constitución. No sé que haremos nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario