30 agosto, 2011

Vivac Anciles 2011

El pasado sábado cogimos la furgoneta y remontamos el Curueño para hacer el vivac de cada verano. Esta vez los aventureros eramos Julián, Fon, Miki y Samuel con Houston y Charly al frente. Para la mayoría era revivir una vez más el vivac, solo para Julián y Houston era la primera vez.

La primera parada fue en las pozas de Los Caseríos para darnos un baño. Aunque soleado, el día estaba un poco fresco para el baño. El agua estaba helada. Así que unos breves chapuzones y nos fuimos a comer a un sitio de hierba verde y resguardado al lado del "canto de la forca". Después de la comida ascendimos la peña del canto de la forca y comprobamos que el "caché" que tenemos allí sigue en su sitio. Unas patadas al balón y partimos hacia el vivac.

Housto, Julián, Miki y Sam en la cabaña recién terminada.

Antes de empezar la aproximación al bosque donde íbamos a dormir, cargamos de agua las cantimploras y algunos se dieron un breve baño en el río. A eso de las seis de la tarde con las mochilas cargadas iniciamos el camino al bosque de los elfos. Bueno, la mochila de Julián resultó ser una pequeña maleta, pero con su esfuerzo y un poco de ayuda consiguió llegar hasta el final con ella.

Por el camino nos tomamos algunas moras que para algúno era un manjar desconocido. Pronto llegamos al final del primer tramo, al lado de una caseta. Un breve descanso y, ya en pleno bosque, una fuerte subida hasta el lugar de acampada. La cuesta es muy fuerte, aunque breve. Una vez arriba comprobamos que la cabaña del año pasado, en la que no pudimos dormir, había caído. La viga maestra estaba partida y toda la cabaña en el suelo. Había que rehacerla de nuevo.

Julián y Houston en el monte.
Mientras Houston y Miki buscaban una nueva viga maestra, el resto nos dedicamos a quitar los restos de la cabaña caída. Los encargados consiguieron una viga muy grande y resistente que encajaba perfectamente entre los árboles que teníamos. Tras una hora larga de trabajo teníamos reconstruida de nuevo la cabaña. Este año construimos la cabaña más grande, espaciosa y resistente que nunca habíamos hecho. No hay más que ver las fotos.

Nos quedó tiempo para explorar un poco los alrededores antes de cenar. Una vez acabada la cena rezamos el rosario, acordándonos del fin de semana anterior en que casi todos estuvimos en la memorable JMJ. Después se contaron historias emocionantes. A eso de medianoche nos fuimos a dormir. Una vez acomodados en la cabaña el silencio era impresionante. Solo se escuchaban de vez en cuando los sonidos de algún ave nocturna. Houston nos contó otra historia hasta que todos nos quedamos dormidos. Hombre, unos durmieron más que otros. La noche era bastante fría y muy silenciosa. Cuando hacemos el vivac a finales de junio o principios de agosto la noche está llena de ruidos de animales, pero ahora el silencio impresiona. Solo al amanecer algunos pudieron escuchar el ladrido y los saltos de algún corzo cercano. Pero no vimos nada.

Nos levantamos cuando el sol nos daba ya en la cara. Desayunamos y, una vez recogido todo los restos, emprendimos el regreso. Lo primero un baño en las pozas. El agua estaba muy fría y los que se atrevieron a meterse salieron pronto. En Tolibia de Abajo asistimos a la Santa Misa. Pasamos por Lugueros para ver como iba la carrera de Fórmula 1 y comimos en nuestro Campamento de Valdelugueros. Después de un partido de fútbol volvimos a las pozas. Ahora el agua estaba más apetitosa. De todas formas Julián, Samuel y Charly intentamos localizar un tesoro de geocachin que hay cerca. No lo conseguimos. Después comprobamos que teníamos mal las coordenadas, así que otra vez será. Desde allí regresamos a León donde llegamos sobre las siete de la tarde.

La próxima semana otro plan.

Las fotos del vivac:

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